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Y, por supuesto, como todos los hermanos y hermanas mayores de sus amigos, eran insoportables.






A veces se horrorizaba viendo a Lidia, y oyé ndola. Estaba claro que todas las chicas eran tontas, pero de que su hermana se llevaba la palma no tení a la menor duda. ¡ Y lo asombroso es que los chicos la encontraban guapa!

Lamberto se estremecí a.

Lidia no hací a má s que pensar en chicos, y en su atractivo personal. Se enamoraba apasionadamente cada dos por tres, y entonces era la representació n de la duda. Se sentí a gorda, con demasiada cadera, demasiado pecho, demasiados pies, demasiada nariz, demasiado... todo demasiado menos su cerebro, por supuesto, que para Lamberto no ofrecí a mayor envergadura que el de un mosquito.

Su mayor esperanza pasaba por el hecho de que con dieciocho añ os, Lidia ya no tardarí a mucho en casarse. Pero... ¡ si ya casi era una vieja! Eso acabarí a con el problema.

Fede, un añ o mayor que Lidia, era distinto.

Su hermano se las daba de atleta porque jugaba en un equipo de fú tbol aficionado. Iba por la vida de “dandy” presumido, impecable, con su cabello cortito, su ropa moderna y sus opiniones llenas de sentencias.

Pretendí a entender de todo y hablaba de cualquier tema con una seguridad tan pretenciosa que a Lamberto le encantaba imitarlo.

La segunda mayor esperanza de su futuro consistí a en que Fede ya no tardarí a mucho en hacer el petate para irse a la mili y vestirse de quinto.

Pero mientras tanto, los dí as, las semanas, los meses, se hací an eternos y cada dos por tres, inexplicablemente, é l metí a la pata y se organizaban unos ciscos tremendos en casa. Tení a terminantemente prohibido entrar en las habitaciones de Lidia y Fede, y es que cuando lo hací a, aunque no tocase nada, aunque solo metiese la cabeza para ver si ella habí a puesto “pó steres” nuevos o é l tení a algú n trasto curioso, siempre sucedí a algo. Y se la cargaba con todo el equipo.

- ¿ Ese disco? ¿ Te refieres a ese disco? Pues... sí, recuerdo haberlo cogido, pero solo para ver cuá l era... bueno, puede, solo puede, que tambié n lo sacara de la funda. ¿ Oí rlo? Bueno, puede, solo puede, que pusiera una canció n, má s que nada para ver si el disco correspondí a a la funda y que luego me equivocara... ¿ Rayado? ¿ Có mo pude haberlo rayado? Bueno, puede, solo puede, que la aguja del tocadiscos se me cayera de la mano, pero... ¿ Culpa mí a? ¿ Está s insinuando que yo...? ¿ Pagarlo...? ¡ Es fantá stico, fantá stico: yo ú nicamente querí a ayudar!

- ¿ Tu trofeo del torneo de verano? ¿ Te refieres a esa copa que te dieron por jugar de reserva y encima quedar vuestro equipo en ú ltimo lugar...? ¿ Cogerla yo...? ¿ Có mo, que hablo con sarcasmos? Bueno, puede, solo puede, que entrara para leer la plaquita, ¿ es eso malo? ¿ Caerse al suelo? ¡ Ah, no! Yo la dejé en la mesa ¡ Pues habrá habido un terremoto! A veces los hay y no nos damos cuenta... ¿ Qué? ¿ Mi paga semanal? ¡ No es justo, no lo es! ¿ Por qué todo lo que sucede aquí debo hacerlo yo? ¡ Qué ganas tengo de que Olvido eche a andar y nos repartamos las culpas!

Olvido era la ú ltima adquisició n familiar. Contaba seis meses de edad.

Jordi Sierra i Fabra: ¡ ¡ ¡ Lamberto!!! (Texto adaptado)

Comprueba si has comprendido: 205- LAMBERTO
1. ¿ Cuá ntos hermanos y hermanas tiene Lamberto? 2. ¿ Qué edades tienen?
3. Segú n Lamberto, ¿ có mo son Lidia y Fede? 4. A pesar de la opinió n que tiene de su hermano y de su hermana, a Lamberto le gusta curiosear en sus habitaciones. ¿ Qué objetos coge en ellas? ¿ Qué hace con ellos? ¿ Qué le piden sus hermanos que é l se niega a hacer?
5. En el texto se habla de algú n inconveniente que hay cuando se tienen hermanos mayores. Sin embargo, todos sabemos que tambié n hay muchas ventajas. Di cuatro de ellas. 6. ¿ Por qué crees que las palabras “dandy” y “pó ster” van entre comillas? Di có mo se escriben en castellano y qué significan.
7.- Responde a la siguiente pregunta y explica el porqué de tu respuesta: ¿ Compartir con los demá s es perder, o ganar?
8.- ¿ Qué enseñ a este texto?
9.- Al final del texto, Lamberto contesta con una pregunta a los reproches o acusaciones que se supone que le hacen sus hermanos, pero estos reproches no está n escritos. Di cuá les pudieron ser teniendo en cuenta las respuestas que da Lamberto.

Antes de comenzar la lectura:

1.- ¿ Conocé is algú n caso en que alguna persona fuerte haya humillado a otra de constitució n má s dé bil?

 

LA TORTUGA Y EL ANTÍ LOPE

“Habí a una vez un antí lope que siempre presumí a de sus á giles patas y de su velocidad. Un dí a, una tortuga le quiso dar una lecció n y le dijo:

- Amigo mí o, está s muy orgulloso porque corres como el viento. Pero yo te desafí o a una carrera y te aseguro que venceré.

El antí lope, tras burlarse de la tortuga, aceptó el reto.

El dí a de la carrera, la tortuga colocó a varias de sus hermanas repartidas por todo el trayecto que el antí lope y ella iban a recorrer, y les dijo:

- Cuando pase el antí lope y pregunte: “Amiga, está s ahí ”, cada una de vosotras responderá: “Sí, aquí estoy”.

Despué s, la ingeniosa tortuga fue al lugar previsto para la salida y le dijo al antí lope:

- Amigo, como soy tan pequeñ ita, apenas podrá s verme en la carretera, así que he pensado que de vez en cuando preguntes: “Amiga, ¿ está s ahí? ”, y yo te responderé: “Sí, aquí estoy”.

El antí lope aceptó la propuesta pensando que era innecesaria, pues a los primeros pasos dejarí a a la tortuga muy atrá s.

Se inició la carrera y el antí lope salió como una flecha. Al poco tiempo, con cierta burla, preguntó: “Amiga, ¿ está s ahí? ”. Y cuá l no serí a su asombro cuando oyó: “¡ Sí, aquí estoy! ”.

El antí lope corrió má s aprisa todaví a y al cabo de un rato repitió la pregunta y oyó la misma respuesta.

El veloz antí lope no se explicaba lo que ocurrí a, pero su desconcierto fue mayor cuando al llegar cerca de la meta vio que allí estaba la tortuga bailando de alegrí a.

Desde aquel dí a, el antí lope considera a la tortuga como el animal má s veloz de la selva.”

Comprueba si has comprendido: 206- LA TORTUGA Y EL ANTÍ LOPE
1.- ¿ De qué presumí a el antí lope? 2.- ¿ Qué hizo el antí lope cuando la tortuga respondió por primera vez “Sí, aquí estoy”?
3.- ¿ Qué vio el antí lope cuando llegó a la meta? 4.- ¿ Qué rasgo principal destacarí as del cará cter de la tortuga? ___Intrepidez ___Ingenio ___ Presunció n ___timidez
5.- ¿ Qué quiere decir el autor con: “…corres como el viento.”?
6.- ¿ Consideras que el tí tulo es apropiado a la lectura leí da? ¿ Por qué? Busca otro tí tulo que consideres má s apropiado para la lectura.
7.- ¿ Qué consideras peor, las personas presumidas como el antí lope, o las tramposas como la tortuga?
8.- ¿ Crees que hay mucha gente que actú a como el antí lope?
9.- ¿ Crees que el comportamiento de la tortuga era correcto? Razó nalo.
10.- ¿ Cuá l es la idea principal del texto?

 

Antes de comenzar la lectura:

1.- ¿ Habé is oí do alguna vez la frase “esto es Jauja”? ¿ Qué significa?

 

 

LA TIERRA DE JAUJA

Honzingera: Anda, anda, hermano Panarizo; no te quedes rezagado, que ahora es tiempo de tender nuestras redes.

Panarizo: ¿ Y có mo quieres que ande, hermano Honzigera, si no puedo con mis huesos? Tres leguas llevamos dá ndole a los pies. ¡ Ay, yo no aguanto má s! Tengo tanta hambre que un pollo me comerí a con plumas y todo.

Honzingera: Pues aguarda y podrá s engullirte una buena cena. A estas horas suele pasar por aquí un labrador, un tal Mendrugo, con una cazuela de comida para su mujer, que está en la cá rcel. Este Mendrugo es bastante simple, y no nos será difí cil, sin que é l se dé cuenta, comernos lo que lleva en la cazuela. Le contaremos aquel cuento de Jauja, ya sabes; y como é l estará embobado escuchá ndonos, nos embaularemos bonitamente algunos bocados, por lo menos. Espera... Parece que se oyen pasos. ¡ Sí, es é l! Levá ntate y estate preparado, que ahí llega nuestro hombre.

Mendrugo: ¡ Diablos, esta mujer va a acabar conmigo! Le da por empinar el codo má s de la cuenta, luego arma una trifulca y a la cá rcel. Y despué s ¡ hala!, Mendrugo que sude y que se afane para darle de comer.

Honzingera: ¿ Adó nde vas, buen hombre?

Mendrugo: ¿ Adó nde voy a ir? A la cá rcel, a llevarle el pienso a la Tomasa.

Honzingera: ¡ Vaya, vaya! ¿ Y qué llevas en ese recipiente?

Mendrugo: Ah, ¿ esto? No es ningú n recipiente; es una cazuela. Llevo unas albó ndigas para la Tomasa, que se pirra por ellas. Las he hecho yo mismo, con carne de la mejor, huevos y especias, todo bien rebozado con harina blanca.

Honzingera: ¿ Y le llevas todos los dí as la comida a la cá rcel? ¡ Pensar que te ahorrarí as todos esos trabajos si vivieras en la tierra de Jauja!

Mendrugo: Y eso ¿ con qué se come?

Honzingera: ¡ Có mo! ¿ No sabes lo que es la tierra de Jauja? Ven, sié ntate un momento con nosotros y te describiremos todas sus maravillas con pelos y señ ales.

(Se sienta entre Honzingera y Panarizo y se dispone a escuchar, luego de poner la cazuela sobre las rodillas. Durante el diá logo que sigue, Honzingera y Panarizo se las arreglará n, de la manera má s có mica posible, para irse engullendo las albó ndigas de la cazuela, procurando cada uno distraer a su ví ctima para dar tiempo a que el otro coma.)

Honzingera: Verá s... Es un lugar en donde pagan a los hombres por dormir.

Panarizo: Una tierra en donde azotan a los hombres que se empeñ an en trabajar

Mendrugo: ¡ Qué me dice!

Panarizo: Como lo oyes.

Mendrugo: ¡ Oh, qué buena tierra! Cué nteme las maravillas de ese lugar.

Honzingera: En la tierra de Jauja hay un rí o de miel y otro de leche, y entre rí o y rí o hay una fuente de mantequilla y requesones, y caen en el rí o de la miel, que no parece sino que está n diciendo: «có meme, có meme».

Mendrugo: ¡ Pardiez!, no hací a falta que me lo dijeran a mí dos veces.

Panarizo: En la tierra de Jauja hay unos á rboles que son de tocino. Y las hojas son de pan fino, y los frutos de estos á rboles son de buñ uelos, y caen en el rí o de la miel, y ellos mismos está n diciendo: «má scame, má scame».

Honzingera: En la tierra de Jauja las calles está n empedradas con yemas de huevo, y entre yema y yema, un pastel con lonjas de tocino, de modo que ellas mismas está n diciendo: «trá game, trá game».

Panarizo: En la tierra de Jauja hay unos asadores de trescientos pasos de largo, con muchas gallinas, capones, perdices...

Mendrugo: ¡ Huuum! ¡ Con lo que a mí me gustan!

Honzingera: En la tierra de Jauja hay muchas cajas de confituras: mazapanes, merengues, arroz con leche, natillas... Y hay unos barriles de vino dulce junto a las confituras, y unas y otras está n diciendo: " có meme, bé beme, có meme, bé beme"; hay tambié n muchas cazuelas con huevos y queso.

Mendrugo: ¿ Como esta que yo traigo? (Mira la cazuela) ¡ Anda, si está vací a! (Honzingera y Panarizo hacen mutis corriendo. Mendrugo, dando voces tras ellos) ¡ Ladrones! ¡ Ladrones! (Se detiene de pronto y mira la cazuela tristemente) Me han dejado sin un buñ uelo. ¡ Pobre de mí! ¿ Y qué hago yo ahora? (Pausa) Pobrecillos, a lo mejor es que tení an hambre...¡ Que Dios les perdone el dañ o que me han hecho! La culpa la he tenido yo, por creer que hay tierras en donde se puede vivir sin trabajar. Esto me servirá de lecció n.






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