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El curso de la vuelta

Las reglas de una batalla matemá tica

Los té rminos generales

En una batalla matemá tica dos equipos competen en resolver los problemas matemá ticos. Cada batalla se divide en dos partes. Primeramente los equipos reciben los datos de los problemas y cierto tiempo por resolverlos. Solucionando los problemas el equipo puede usar cualesquier libros, pero no tiene derecho de discutir los problemas con nadie, sino con el jurado. Una vez expirado el tiempo dedicado, comienza la segunda parte de la batalla, cuando los equipos intercambian sus soluciones de los problemas, segú n las reglas establecidas. Mientras un equipo presenta su decisió n, el otro la opone, es decir busca los errores (impropiedades), y, si prueba que la solució n falta, puede presentar su versió n de la misma. Los discursos del ponente y del oponente se estiman por el jurado en los puntos (tanto la solució n, como la oposició n). Si los equipos, habiendo discutido la solució n propuesta, no encuentran la solució n definitiva del problema o no descubren las faltas cometidas, algunos puntos (o hasta todos los puntos), los puede ganar el jurado de la batalla. Gana el equipo que obtiene má s puntos al final de la batalla, si la diferencia es de 0, 1 o 2 puntos, se declara el empate. Si por alguna razó n la batalla no puede tener un resultado empate, el jurado lo declara a los equipos antes del comienzo de la batalla y anuncia el procedimiento de determinació n del ganador.

Los retos

La batalla consiste de varias vueltas. En el principio de cada vuelta un equipo reta al otro para algú n problema, el que no fue discutido antes (por ejemplo: «retamos nuestros rivales para el problema nú mero 8»). Luego el equipo retado contesta si acepta el reto, es decir si accede a contar la solució n del problema mencionado. Si acepta el reto, nombra al ponente, que tiene que presentar la solució n, y el equipo que ha retado nombra al oponente, cuya tarea es buscar errores en la solució n. Si no acepta el reto (a esta situació n, la llaman la comprobació n de la correcció n del reto), el equipo que retaba tiene que nombrar el ponente, y el equipo que negó el reto, el oponente. El equipo que desea ahorrar las salidas a la pizarra, puede negarse a nombrar al oponente. Entonces no participa en la vuelta y no puede cambiar su decisió n.

El curso de la vuelta

La ponencia

En el principio de la vuelta el ponente cuenta la solució n. Se ve obligado a formular las respuestas a todas las preguntas puestas en el problema, demostrar su exactitud y plenitud. En particular, el ponente se ve obligado a demostrar cada afirmació n intermedia, formulada por é l, si no es de comú n saber. El ponente debe dar la mayor claridad posible a su exposició n, tiene que repetir cualquier parte del informe a petició n del oponente o del jurado. Despué s de la ponencia (el ponente tiene que decir “la ponencia está acabada”) comienza la discusió n.

El ponente tiene derecho:

o No responder a las preguntas de los oponentes hechas antes de la terminació n de la ponencia;

o Pedir que el oponente precise su pregunta (el ponente hasta puede proponer su versió n de la pregunta: " ¿ Tengo razó n en pensar que has preguntado sobre tal y cual cosa? ");

o Negarse a contestar a la pregunta, por el motivo de: (1) no tener la respuesta a esta pregunta; (2) haber contestado ya (es necesario explicar, cuando y como lo hizo); (3) ser la pregunta incorrecta o salir fuera de los lí mites de la discusió n cientí fica sobre el tema. De estar desacuerdo el oponente con las razones (2) o (3), el jurado arregla la cuestió n.

El ponente no está obligado:

o Exponer el modo de razonamiento, si puede demostrar la exactitud y la plenitud de la respuesta de otra manera;

o Comparar su mé todo de solució n con otros mé todos posibles, incluso desde el punto de vista de la brevedad, la belleza y la aptitud para la solució n de otros problemas.

La oposició n

Mientras no se acabe la ponencia, el oponente no puede hacer las preguntas sino con el permiso del ponente, pero tiene derecho de pedir que este repita alguna parte de la solució n o permitir al ponente no demostrar hechos que son evidentes desde el punto de vista del oponente. Una vez terminada la ponencia, el oponente tiene derecho de hacer las preguntas al ponente.

Haciendo las preguntas el oponente puede:

o Hacer al ponente repetir cualquier parte de la ponencia;

o Pedir las especificaciones de cualquiera de las declaraciones del ponente, incluso: (1) preguntar por la definició n de cualquier té rmino (" ¿ Qué quieres decir con...? ") (2) formular la afirmació n del ponente con sus propias palabras y pedir la confirmació n (" ¿ Es verdad que opinas lo siguiente: …? ")

o Pedir que el ponente demuestre alguna afirmació n de la solució n la que no es evidente ni de comú n saber (en los casos discutibles el jurado decide si es una afirmació n evidente o no; en todo caso, los hechos que se estudian en la escuela de enseñ anza general se consideran conocidos);

o Despué s de la respuesta a la pregunta el oponente puede expresar su satisfacció n o insatisfacció n motivada;

o Al cabo de 10 minutos del comienzo de la ponencia el oponente puede exigir con permiso del jurado que el ponente presente la respuesta y (o) el plan breve de los razonamientos ulteriores.

El oponente está obligado:

o Formular las preguntas en la forma corté s, correcta;

o Abstenerse de la crí tica del ponente, de criticar la ponencia;

o Repetir y precisar las preguntas a petició n del ponente o del jurado.

Finalmente el oponente tiene derecho de evaluar la ponencia y la discusió n en una de las formas siguientes: (1) confirmar que la solució n es correcta; (2) confirmar que la solució n (respuesta) es generalmente correcta, pero que tiene las faltas y/o las lagunas especificadas; (3) afirmar que la solució n (respuesta) es incorrecta y enseñ ar las faltas en la argumentació n de las afirmaciones clave, o enseñ ar los contraejemplos a las mismas (o la respuesta), o enseñ ar las lagunas esenciales en la argumentació n o en el plan de la solució n. Si el oponente confirma que la solució n es correcta, é l y su equipo no participan má s en la vuelta.

Terminado el diá logo del ponente y el oponente, el jurado hace sus preguntas. En el caso necesario puede interferir antes.

Los jugadores activos y el equipo

Los equipos no tienen derecho de comunicarse con el ponente y el oponente durante su diá logo cerca de la pizarra. Só lo pueden hacerlo durante una pausa de 30 segundos, la cual el capitá n del equipo puede pedir en cualquier momento (el equipo rival tambié n puede usar este tiempo). En total cada equipo puede pedir 3 minutos de pausas durante una batalla.

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